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24 junio 2008

¿Vendrá Mohamed?

Por fin este fin de semana he conseguido meterme en las aguas cristalina de las gargantas de Gredos.

De nuevo he vuelto a sentir el frio recuperador de las aguas de los neveros.

El sábado por la mañana estuvimos en la Garganta de Alardos, estaba llena de gente, pero eso la verdad es que nos importó poco, sobre todo por las ganas que teniamos de introducirnos en el agua y sentirla en nuestra piel.

Vino a mi memoria Mohamed, no sé si alguna vez os he hablado de él.
Mohamed, es un niño saharahui que lleva unos años viniendo al Arbillas con una familia que curiosamente viven a dos portales de mis padres, en Alcorcón.

Lleva viniendo a España que yo sepa dos años, al menos hace dos años que me fijé en él.
Casi siempre en el Arbillas, si no estoy en el agua , estoy leyendo, es la única época del año en la que puedo dedicarme con tranquilidad a hacerlos, pero cuando le vípor primera vez, tuve que apartar mis ojos del libro, mirarle, observarle y disfrutar de su alegria.

Está en esa edad en la que la mayoria de los niños españoles ya saben nadar, pero le veias a él, con sus manguitos, con su pelo rizado en el que no penetraba el agua, con esos grandes ojos oscuros y esas pestañas que parecian abanicos , llenos de agua.

Cada vez que se metia en el agua, una gran sonrisa aparecia por su boca, sus padres de acogida por estos dos meses, tenian que luchar con él para sacarle del agua cuando ya las yemas de sus dedos estaban arrugadas , porque todo su afán era estár en el liquido elemento.
Cada mañana mientras estaba arropado en su toalla, esperando a que volvieran a dejarle meterse en el agua, siempre hacia la misma pregunta, ¿venimos esta tarde?.

No sé sí le veré este año.

Pero ya el sábado pasado , ví a otra familia, no en el Arbillas, sino en Alardos, con otro niño saharahui.
Mas pequeño que Mohamed, no creo que tenga cumplidos los cinco años, pero era exactamente igual que él en su afan por el agua.

Con un chaleco naranja que le cubria todo el dorso, su pelea y sus juegos en el charco, daban mas vida si cabe a ese rincón de naturaleza.

Pequeño, moreno, con unos ojos como lunas, con ese pelo negro en el que se le resbalaba el agua.

No llevé libro, todavia no he pensado que libros me tocan este verano por leer, pero no necesité leer para aprender y recordar lo aprendido otros años.

A mi cabeza llegaron un montón de pensamientos, en un principio positivos contagiandome de la alegria y las risas que le veia.

Despues pensé en cuantas personas estan perdiendo la vida en un charco mas grande huyendo del hambre, y deseaba con todas mis fuerza que ese niño no fuera mañana uno de ellos.
De momento le quedan algunos años más por venir a estos rincones en el verano, y deseo que eso sea o sirva de algo para tener mas oportunidades que otros de sus vecinos no tienen.

Dejemosnos de tristezas futuras, pero que en realidad son presentes en el gran charco que rodea a la peninsula Iberica, y dediquemos nuestro pensamiento a los chapuzones que espero ver tambien este año de Mohamed.

8 comentarios:

Martine dijo...

Con los años la mirada de estos ojos tan alegre ahora, se torna triste, desesperada, para desesperación e impotencia nuestra, y duele, duele mucho...
Un beso Inmenso como tu generosidad y empatia Arbillas, cuídate, yo lo estoy haciendo, y cuesta...

¡Te quiero Amiga!

Alberto Ginel Saúl dijo...

Joe Blanca, siempre consigues que se me ponga la piel de gallina. Espero que Mohammed aprenda a nadar, y que nunca tenga que hacerlo en dirección a una orilla extraña y peligrosa para él. Que nunca se vea en la angustia de la mitad del Estrecho. Que su pueblo no sienta nunca más la necesidad de arriesgar su vida y que puedan vivirla en su patria con la dignidad y la prosperidad que todo ser humano merece.

Camilo dijo...

Es la segunda vez hoy que leo un blog y la segunda que me encuentro con la cruda realidad. Tengo que hacer un esfuerzo para convencerme de que la felicidad se encuentra, si aún se tiene acceso espiritual a ella, en cada pequeño momento bueno que la vida nos da. Las desgracias siempre llegan, pero creo que esos niños nunca dejarán de ser un poco españoles; y lo espero por su propio bien. Gracias por ser así. Un abrazo, compañera.

Arbillas dijo...

Mi querida Selma Supongo que estas de vacaciones y a pesar de ello te acuerdas de este rincón..

La mirada se les torna triste porque la vida les va dando cada vez mas duro.

La impotencia es de ellos y nuestra, pero ¿porque no la sienten las grandes potencias y los que realmente pueden hacer algo?.

Alberto Si la piel se te pone de gallina es porque tienes un corazón sensible, aunque no es necesario que yo lo diga ahora porque me lo has demostrado desde hace mucho tiempo.

Camilo Esos niños como muy bien dices seguimos sintiendo que son españoles y que tenemos una gran deuda con ellos. No sé si algún dia se les podrá recompensar por el daño que se les ha causado.

A todos .

La nobleza, la valentia, el espiritu solidario, quien lo tiene de verdad son tantos españoles que actuan todos los años como padres de acogida de estos niños.

Ellos son los que sí que merecen las bellas palabras que a mí me dedicais.

Ellos son los que hacen realmente posible que durante una temporada esos niños tengan y disfruten de unos derechos que tenian que tener toda la vida como el resto de niños del mundo ¿civilidado?.

Un abrazo y muchos besos, ¡¡ me gusta tanto leerlos !!.

CHEMA BUZARRA dijo...

Hola Arbillas, buenos días:

Muy sentido artículo que me ha traído a mi mente los años en que por suerte o por desgracia marché obligadamente a África en los años 70. Pero también recuerdo el trabajo solidario de algunos amigos y compañeros que acogen por varios días a niños del Sahara.

Sigue sorprendiéndome el buen hacer de tantos y tantos que generosamente permiten pasar unos días de vacaciones e estos niños.

Buena labor que espero algún día, tenga su recompensa final con la conquista de la LIBERTAD de este pueblo.

Tanhäuser dijo...

Me temo que él será de los un día intentará volver para quedarse. Al fin y al cabo ya sabe lo que es el primer mundo de la opulencia, del derroche, de la tranquilidad. Y tendrá deseos de huir de la miseria, de la desesperanza.
Lo malo es que enfrente se encontrará con nuestro egoísmo y nuestra intolerancia.
Maldito mundo
Abrazos

J. G Centeno dijo...

En mi barrio también tenemos un Mohammed, creo que es el cuarto año que viene, acogido por mis vecinos Javier y Teresa. Todos le conocemos como Moja apodo que a él parece no disgustarle. Este año le he encontrado más serio, como más hombre, no sé la edad exacta pero debe andar por los trece años y a lo mejor es el último año que puede venir. El año pasado me maravilló un detalle en el que nunca había reparado, tenía sed, y al llenar, desde el grifo, el vaso en el que iba a beber, lo hizo con la cantidad exacta del agua que iba a beber, no desperdició ni una gota.

Qalamana dijo...

Pues ya nos dirás qué pasa con Mohamed, estoy intrigada!