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04 julio 2008

Discurso para no inteligentes.

Ayer por la tarde, teníamos que hacer unas cosas mi hija y yo, antes de entrar al edificio al que nos dirigíamos, pasamos a tomar un café con leche y un refresco.

Estábamos tan tranquilas, pero de repente, la conversación de alguien que estaba a nuestro lado nos hizo cambiar la cara.

Así como el que no quiere la cosa, se pone a criticar como hacen siempre los "valientes" a quienes no están delante para defenderse.

En esta ocasión las críticas iban hacia los emigrantes que trabajan en España, los argumentos, los de siempre.

El camarero, se dio cuenta de que mi cara cambiaba y que no quería ni dirigir la mirada hacia donde estaba hablando esta "persona", yo procuré mirar al frente y hacer oídos sordos para no discutir con quien no tiene la calidad de tener un dialogo.

Y fue este camarero el que le dijo al ¿señor? que hablaba, - Me parece que esta señora no está de acuerdo con lo que dices.

Miré al camarero y le dije, - Perdone, pero yo no estoy escuchando a ninguna persona, tan solo está llegando a mis oídos el discurso fácil del racismo y de la xenofobia.

Ni que decir tiene que no entré en más polémicas, el café y el refresco estaban ya pagados, apuramos lo que nos quedaba en los vasos y nos fuimos.

Afortunadamente no entré a trapo a discutir con quien no tiene ganas de comprender la realidad.

Son muchos los discursos fáciles y jocosos incluso con chistes que se hacen de personas que abandonan todo por venir a este u otro pais a empezar de nuevo.

Gracias a la ley de inmigración, las personas que vienen a este pais tienen los mismos derechos que los trabajadores españoles y las mismas obligaciones, esto incluye el sueldo.

El discurso facil de que por el sueldo de dos extranjeros se paga el sueldo de un español, ya pasó a la historia, eso era cuando los empresarios españoles casi siempre contrataban de manera ilicita a quien no tenia sus papeles, el delito no es del trabajador, sino de quien les contrata aprovechándose de su trabajo.

Las picardías, los trapicheos y demás cosas raras en los trabajos y en la vida, no la hacen las razas ni las nacionalidades que tengamos, sino la persona que quiere escaquearse o estafar (sí, estafar, no ablandemos el término, porque todo lo que no es legal y se practica es un estafa) al vecino (ese vecino somos todos).

Es díficil hacer comprender a las personas que no quieren pensar esta teoria, y es díficil hacerles comprender que dentro de ellos tienen un grado de intolerancia, racismo y xenofobia.

Espero que ese virus casi invisible a veces desaparezca. Yo no tengo la vacuna, pero la podemos conseguir entre todos.

4 comentarios:

Martine dijo...

Has hecho bien Arbillas, en estos casos y ante la estupidez mejor callarse, es lo que me pierde no me puedo contener, y siempre me meto en todos los fregados... me tendría que controlar, porque con esta gente no se puede razonar y salgo perdiendo tragandome mi rabia...

Te quiero mi niña, mil besitos solidarios...

bitdrain dijo...

Hola amiga, desafortunadamente esa hipocresía, esa sensación innata que se alimenta de lo más sucio y malvado, de aquellos que fomentan el rencor y el temor a lo desconocido :(

Un saludo

Qalamana dijo...

Parece mentira que la gente olvide con tantísima facilidad las oleadas de emigrantes españoles que tuvieron que dejar el país en los 50 y 60: qué frágil puede llegar a ser la memoria, eh?

Besos!

Anónimo dijo...

Si el diálogo de tus vecinos de mesa era de por sí asqueroso, lo que ya me parece increíble es la actitud del camarero, que pudo provocar una situación de violencia (siquiera verbal) que tú misma no habías iniciado... Otra cosa es que el camarero hubiera dicho: "Señor, no creo que este sea lugar para hacer discursos que sin duda pueden originar polémicas", pero atribuirte a ti un malestar que no habías hecho explícito salvo por el giro de tu mirada... ¿Y si el otro tipo hubiera conestado algo del tipo, "pues que no escuche"? MUY FUERTE.

Te felicito por tu elegante respuesta.

Ah, y paso a enlazarte en mi blog, compañera.