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25 marzo 2008

Llegar

Tras la Semana Santa, tranquila y descansada, la vuelta a la normalidad.
¡¡ Afortunadamente !! creo que podremos decir la mayoría de los que podemos leer este y otros comentarios.

En estos dias ya no solo es importante los grandes trayectos que realizamos para desplazarnos a otras zonas, sino que tambien nos movemos mucho en pequeños trayectos una vez que ya tenemos montado nuestro "campamento base" y queremos empezar a conocer o reconocer todo lo que podemos y disfrutar de lo que nos rodea.

En estos dias, aunque el tiempo ha acompañado e incluso desacompañado para excursiones, aunque seamos sinceros la lluvia y la nieve eran y son muy necesarias en nuestra tierra, creo que todos hemos intentado aprovechar al máximo estos dias sin prisas, sin despertador y con las obligaciones justitas.

Yo como siempre he aprovechado para dedicarme a mirar los pequeños detalles de la naturaleza, parece mentira como a veces si nos fijamos podemos encontrar autenticas maravillas en pocos metros cuadrados.

Te metes en un bosque, te sientas en una roca, en una madera o en el mismo suelo y en silencio te pones a mirar todo lo que te rodea.

Encuentras una autentica jungla, incapaz de ganarla el gran Amazonas o el mismisimo Africa salvaje y verde.

Eso sí, lo que debes dejar aparcado es el miedo a los bichitos, porque como tengas un mínimo de miedo por ellos, el sentarte en medio del campo es peor que cualquier película de terror.

Y como no todo es campo en esta vida, tambien he compartido estos dias de descanso con una visita a Madrid, esa gran Urbe de la que procuro alejarme o por lo menos no acercarme.

Fué el domingo por la tarde-noche.

Fuimos a patear Madrid, con tranquilidad, algo muy difícil de conseguir en esa ciudad de prisas y ruidos.

Sin prisa, pero sin pausa, caminamos por sus calles, extrañamente casi vacias y disfrutando como si fuera la primera vez que vieramos esta bella ciudad.

Creo que de vez en cuando, las prisas, la rutina hacen que no veamos lo bello que tenemos cerca, en todos los sentidos y que intentemos buscar fuera de nosotros lo que tenemos y no sabemos apreciar.

Debido a ciertas circunstancias ultimamente pienso mucho en mis padres, estan bien, pero todos sabemos lo que a veces llamamos ley de vida y a veces pienso en ello.

A veces recuerdo pequeñas tonterias y ahora me viene a la cabeza algo de lo que me reia el jueves según me dirigia a Gredos.

La carretera está ahora en obras y ya sabeis lo que eso supone... la carretera desviada, pivotitos rojos y blancos marcando el limite de la calzada y señales blancas y amarillas que cada semana cambian.

Recordaba cuando se estaba construyendo la carretera de Extremadura y era mi padre quien conducia, yo observaba que cada semana el camino era diferente, que no era nunca igual, que cada vez habia que torcer por un sitio, y las señales del suelo mas que lineas eran ya marcas que para mí no tenian sentido pues eran solo lineas ...

Pero observaba como siempre llegabamos a nuestra meta, TODOS los sábados conseguiamos llegar y TODOS los domingos , conseguiamos volver a casa.

Y eso que cada vez el camino era diferente...

Yo pensaba ¡¡ que grande e inteligente es mi padre !! ¡¡ Siempre lo consigue !!
¡¡ mira que es listo !!.

Hoy me rio de aquella ingenuidad, pero sigo pensando en mis padres con orgullo, ya nó porque llegaramos a la meta y supieran el camino. Sino porque consiguieron que ninguno de sus hijos se desviara.

Seis hijos, seis personas diferentes, a los que metia en el coche y sabia llevar al final.

Solo espero que algun dia , los hijos sepamos llevar a nuestros padres con la misma sabiduria y sobre todo con el mismo cariño a nuestros padres.

Y que a pesar de los desvios, cambios de lineas en la calzada y cambio de pivotitos marcando el camino, sepamos llegar todos.

4 comentarios:

izquierda plural dijo...

Una bonita reflexion la que has conseguido transmitirnos con una gran pureza y naturalidad.

un fuerte abrazo

bitdrain dijo...

Que palabras tan hermosas!

Camilo dijo...

Me has humedecido los ojos con tanta ternura. Prefiero no pensar en qué has despertado en mí y sólo disfrutar de este momento. Un abrazo.

jeyacobi dijo...

¡¡¡Preciosas reflexiones!!!
Lo mala de la vida es que se pasa como un relampago y lo bueno es que se pueda ver el resplandor.
Yo hace mucho tiempo que perdí a mis padres y cada día me acuerdo mas de ellos:
Mi madre, una buenísima persona, acobardada con la postguerra, con un marido condenado a pena de muerte durante seis mese y luego encarcelado durante otros casi siete años.
Mi padre, un maestro socialista, que solo por ese delíto estuvo marcado toda su vida, pasando penalidades, pero queriendonos dejar - y consiguiendolo - a sus tres hijos una carrera, que él decía era la mejor herencia que nos podía dejar.